El cerdo y la peli porno

¿Seguro que alguien va a una clínica y no a otra porque sus enfermeras vayan vestidas de peli porno?

¿No irán más cómodas con su pantalón-pijama como el resto de compañer@s de hospitales y clínicas públicos y privados?

Y lo cojonudo del caso es que encima, el amo del calabozo, dice que reducir el sueldo a las enfermeras que se niegan a enseñar cacha «es justo porque es consecuencia del incumplimiento reiterado de la normativa de vestuario. Una norma que es sólo potestad de la empresa«.

Cierto que es una empresa privada ¿y qué? ¿Y la dignidad de las trabajadoras? ¿Y la ley de igualdad? ¿y el estatuto de los trabajadores? ¿y los convenios colectivos?

No me creo que no haya jurisprudencia al respecto…

En fin, que si quiere ver cachas, que le pida a su señora que a los toros…

  7 comments for “El cerdo y la peli porno

  1. 26 marzo 2008 at 12:03

    El empresario tiene, no el derecho sino la obligacion de dotar de ropa de trabajo a los empleados, pero esta debe ser adecuada a la actividad que realizan. Y ento caso preservar la dignidad de las personas.
    Me imagino que este caso acabará en los tribunales, pero aunque tengan razón desgraciadamente los tribunales no siempre la dan a qien la tiene.
    Esta es un prueba más de lo caciquiles y retrogados que son los empresarios españoles.
    Salud, República y Socialismo.

  2. 25 marzo 2008 at 23:19

    Y leias Arturo y Clementina, cuentos feministas maravilosos de una coleccion que tenia varios…

  3. 25 marzo 2008 at 21:02

    Claro maja, es que de pequeña, en vez de ver Heidi y leer la Bella durmiente, veía Pippi y leía a Mafalda… y claro, salió una contestona… qué le voy a hacer… O:-)

  4. 25 marzo 2008 at 21:01

    bonita tu problema es que preguntas demasiado y encima eres muy quisquillosa…..¿o nunca te habían dicho eso?

  5. 25 marzo 2008 at 19:13

    Parece subrealista, que vergüenza.

  6. 25 marzo 2008 at 18:02

    No entiendo qué sentido tiene participar en unas elecciones, como acabamos de hacer, si el resultado no tiene capacidad de influir en la realidad.

    Esa empresa debe ser sancionada, y esas trabajadoras defendidas. Porque en caso contrario, ni la Ley de Igualdad, ni el derecho del trabajo tiene sentido alguno.

    Y el cerdo, a San Martín. Y un rodillazo en los huevos.

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