¿Abaratarnos genera empleo?: El Día de la Marmota

Hay que joderse. 15 años más tarde nos encontramos hablando de lo mismo y esto empieza a parecerse al eterno retorno o al día de la marmota, pero desde la economía, lo cual lo hace aún más aburrido. ¿Realmente el abaratamiento de la mano de obra ayuda a la contratación? Es una pregunta sencilla de formular, pero su resolución no es ni fácil, ni está clara. Lo que si está claro es que el ahorro por parte del empresario en lo que a mano de obra se refiere, funciona exactamente igual que el ahorro en otros “gastos fijos”, o lo que es lo mismo, va derechito a la cuenta de resultados.

Olvidándonos de teorías vamos a intentar dar algunas ideas desde el sentido común y la poca experiencia que tenemos en el mundo de la empresa. En España no suele haber empresas más despilfarradoras que las que dan enormes beneficios. Tiene sentido. Cuando las ventas son buenas y los beneficios superan las expectativas, se suele tener más manga ancha con los gastos y las contrataciones. Por otra parte cuando empiezan las dificultades, las empresas suelen olvidarse un poco del mercado y empiezan a “optimizar su estructura” o lo que es lo mismo, a adaptarla a los tiempos oscuros que van a llegar. Este punto es curioso y nos explica una parte de los 250.000 parados más que tenemos en lo que va de año. Dicha cifra obedece en parte a una contracción real del mercado y en otra parte a la utilización de la crisis como disculpa para quitarse de encima los excesos de épocas de bonanza.

Desde el sentido común, la primera conclusión que podemos sacar es la de que el abaratamiento del despido puede ir fomentando el cese o prejubilación de trabajadores con condiciones contractuales mejores en beneficio de otros que entrarían a la empresa firmando los nuevos contratos basura. Esto no es nuevo; de alguna manera se ha venido produciendo desde los 90. El puesto vacante de un prejubilado, lo ocupaba un mileurista a mitad de precio y con contraprestaciones más bajas. De hecho mi teoría es la de que la aparición del mileurista ha posibilitado la continuación en el modelo de desarrollo que presenta este país. De no haberse producido las flexibilizaciones de los 90, el debate del cambio de modelo ante las bajadas de los márgenes empresariales se hubiese producido antes; o lo que es lo mismo, una nueva flexibilización sería incidir aún más en el mismo esquema y negarse a abordar soluciones creativas.

La segunda conclusión es que en épocas de bonanza unas condiciones buenas para el empresario pueden estimular una LEVE sobrecontratación anclada en la casino menor vigilancia de los gastos. Hasta ahí tiene sentido; a partir de ahí, no. No conozco a ningún empresario que se dedique a contratar gente por altruismo. Da igual que esté barata o cara la mano de obra, el empresario contratará según sus necesidades y las del mercado. En este sentido dudo bastante que la bajada de su precio genere demanda de empleo y mucho menos en época de contracción de mercado.

Hace poco se ha oído por ahí alguna petición de abaratamiento del despido con carácter retroactivo con el objetivo de salvar al resto de trabajadores de las empresas en dificultades. No vamos a ser más papistas que el Papa; dicho así el tema tiene su lógica. El problema no es lo que esta afirmación dice, sino lo que se calla. En primer lugar no creo que nadie firme un abaratamiento del despido que implique a los contratos firmados antes de la fecha de su entrada en vigor; eso sería una bajada de pantalones de órdago a la grande sin pares. En segundo lugar dicha medida supondría el despido o prejubilación de muchos profesionales con salarios dignos en “beneficio” de nuevos mileuristas. Es cierto que puede darse la situación de que una empresa lo pase mal por tener que indemnizar (sobre todo si hablamos de microempresas), pero también lo es que esa casuística puede abordarse desde las ayudas dirigidas a los microempresarios que realmente lo necesitan. Volvemos a la discriminación como elemento de acción. Si empezamos a legislar con el café para todos, ayudaremos a 4 y beneficiaremos a los de siempre; siendo los únicos perjudicados los de toda la vida. Eso es más o menos lo que pasó en el 95.
Como último tópico oiremos que la rebaja en las cotizaciones empresariales por empleado y la consiguiente pérdida de derechos de este, contribuirá a la menor destrucción de empleo. Esto sería cierto si el objetivo de una empresa fuera el de mantener su plantilla; pero resulta que no. El objetivo de una empresa es el de ganar dinero y el resto de los factores en juego son instrumentos para ello. Si un empleado sobra, se irá a la calle y si el empresario ahorra en sus cotizaciones globales, es posible que al final el despido del trabajador lo terminen pagando a escote entre el resto de sus compañeros. Las crisis son un problema de contracción de mercado, no de ahorro de costes laborales. En este caso vuelve a ser más útil una política de ayudas en los casos necesarios que una de flexibilización, porque lo que está claro es que en este país, derecho que se pierde, derecho que se olvida.
En resumen: La flexibilización del mercado laboral vendría a incidir en el mismo modelo de desarrollo y que no evitaría la reducción de empleo o al menos no lo haría en la medida que tratarán de vendernos. Puede tener cierta incidencia en épocas de bonanza por un efecto de sobrecontratación, pero desde luego el precio a pagar por ello es altísimo. Los cambios en los modelos de crecimiento suelen ir acompañados de políticas planificadas, bien diseñadas, discriminatorias en su ejecución y lideradas por el Estado en materia de ayudas, formación y posibilitación. No se trata de sujetar la economía, sino de beneficiar los sectores y las innovaciones que a la economía del país le interese; así de simple y de complejo a la vez. En su día propusimos la formación de un macroministerio capaz de llevar eso adelante. Han pasado algunas semanas y seguimos proponiéndolo.

  4 comments for “¿Abaratarnos genera empleo?: El Día de la Marmota

  1. 16 mayo 2008 at 0:46

    Toxcatl, lo de abaratar despidos y salarios de directivos es complicado. Legalmente una privada es libre de pagar mucha pasta a quien quiera ( es su pasta). En lo que si estoy de acuerdo contigo es en que son una verguenza los beneficios de muchas empresas; vamos, como para que ahora vengan diciendo que hay que rebajarnos el sueldo…tela.

  2. 7 mayo 2008 at 20:56

    Siento no haberlo leido entero, pero creo que me he quedado con la idea general. Abaratar el despido solo beneficia que se contrate a prueba durante mas tiempo del que supone el periodo de prueba por que sale mas barato despedir al trabajador (poca antigüedad y poca penalizacion por el despido). Abaratar con efectos retroactivos es una soberana tonteria, sigue siendo caro despedir a un señor que lleva diez o doce años en una empresa.
    Con los salarios que pagan ahora lo unico que estan consiguiendo son plantillas desmotivadas, gente que pasa, que no busca calidad en su trabajo si no quitarse los marrones del medio cuanto antes, y perder al jefe de vista en cuanto puede. Es decir, consiguen profesionales del escaqueo no trabajadores profesionales.- Ellos mismos.-
    Lo que si habria que abaratar son los despidos de los directivos y los salarios de los directivos, que ganar segun que cantidades al mes es usura lo mires por donde lo mires.

  3. 7 mayo 2008 at 15:05

    No es un mal simil. La percepción que tienen en el extranjero de los productos Españoles ( o lo que es igual, el posicionamiento de España como país) es medio. Esto no suena mal, pero en empresa viene a ser peor de lo que suena. Significa que no te diferencias en intangibles. Mientras no existan demasiados paises que sea capaces de hacer lo mismo que tu o lo hagan a precios parecidos, todo va bien. El problema es cuando los paises que tu indicas empiezan a hacer cosas de casi tanta calidad a mitad de precio. Como la empresa española no ha sabido competir en general, ni diferenciarse, su petición pasará por abaratar precio. ¿Como se abarata precio? Abaratándonos a nosotros. Tenemos que romper esa mentalidad.

  4. 7 mayo 2008 at 13:48

    En este mundo, un país puede decantarse por dos «divisiones»: Primera o Segunda. En los últimos años, España ha tenido oportunidades, incluso coqueteos bastante serios, con la Primera División. Pero la propia idiosincrasia del país y su estructural sociopolítica y económica se han empeñado en jugar en Segunda. En ser cabeza de ratón, en vez de cola de león. Y eso tiene un grave peligro: hay países más preparados para jugar en Segunda. Usando el símil futbolístico, por todos es sabido que equipos clásicos de Primera, una vez descendidos a Segunda, lo pasaban realmente mal, peor incluso que en Primera.

    Cuando tengamos que competir contra Rusia, Rumania, Chequia, Eslovaquia, Polonia… cuando no contra Brasil, China o la India, ya veremos si nos arrepetiremos de haber desaprovechado la oportunidad. De hecho, ya estamos empezando a vislumbrarlo.

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