Etiqueta: yo me mí

Lo que es…

Cuando algo es, es. Lo sabes. Tienes una certeza interna de que es así. Otros lo llamarán intuición, vale, como quieras, es una cuestión semántica, pero quien lo sabes eres tú. Y cuando eres alguien que no quieres ser, cuando no estás ahí, cuando estás en otro sitio se te nota. Tú te lo notas, desde luego, pero es algo… Read more →

Abrazos virtuales

Para unos llegó un poco antes y para otros un poco después, pero en cuestión de unos años, allá por finales del siglo pasado, internet vino y nos cambió la vida. Lo de cambiar la vida, en algunos casos, es literal… Una de las cosas que más ha cambiado internet es la forma de relacionarnos. Conocer gente, mantener contacto con… Read more →

Abrazos

Hay pocas cosas que reconforten más que un abrazo y que comuniquen tanto…
Con un abrazo consuelas, con un abrazo acompañas, con un abrazo perdonas, con un abrazo abrigas, con un abrazo se te abre el alma… y a quien se lo das también.

¿Recuerdas cuando eras pequeño y estabas sufriendo y tu madre te decía «ven»…? ¿O cuando has tenido un mal día y llegas a casa y tu pareja o tus hijos te da(n) un abrazo de oso? ¿Y un abrazo de pasión? ¿O uno de amistad, de estoy aquí y te estoy acommpañando? ¿Un reencuentro? ¿Una despedida?

Hay abrazos cortos, intensos, blandos, como que se te escurren las manos… (esos no molan demasiado), hay abrazos largos y que no quieres que se acaben nunca, abrazos que te electrifican, abrazos de palmaditas en la espalda y abrazos prietos, abrazos de amigos (y de amigas), de amantes, de abuelos, de padres, de hijos. Todos son diferentes y cada uno significa una cosa diferente.

Con un abrazo no dices nada y lo dices todo. No hace falta verbalizar porque encierra en sí mismo todo lo que hace falta para expresar lo que quieres.

Y ahora, ¡corred a abrazaros a alguien!

PS. Me dice Nuria por el pinganillo que se me han olvidado los abrazos digitales. En realidad no se me han olvidado (cómo podría)… pero sobre la virtualidad de los sentimientos tengo un post pendiente… próximamente, en sus pantallas…

abrazo

Veinte años no son nada…

… o sí… En 20 años pasan muchas muchísimas cosas… y más si son los veinte años que van desde los 21 hasta los 41. Probablemente son los años más intensos de la vida, cuando las personas comienzan su devenir profesional, cuando se emancipan, cuando forman una familia… 20 años después y gracias a la estupenda labor de unos pocos… Read more →

¿Y tú, en qué idioma sueñas?

Ayer, a raíz de una conversación de máquina de café en la oficina, me paré a pensar en qué idiomas he soñado o me he hablado a mí misma… Con 11 años pasé mi primer verano en Francia… el descubrimiento de las pandillas, lejos de mi familia, la libertad… l’amour… ôh là là… Los primeros días no entendía nada y… Read more →

Arqueología

La arqueología es el estudio de lo antiguo, de lo viejo. Es clave para comprender la historia, para ver quiénes somos, de dónde venimos y por qué hoy somos como somos. Uno piensa en un arqueólogo y lo primero que se le viene a la mente es algo ultra molón, Indiana Jones, Tadeo Ídem, aventuras fascinantes… pero no, la arqueología… Read more →

Hablar

Siempre me ha desahogado hablar. Escribir también, pero no deja de ser una forma de hablar, hablar conmigo misma, de forma silenciosa, aunque luego lo que escribo lo lea gente o no. Hay una diferencia importante entre lo que una escribe para sí misma y lo que escribe para los demás. No se trata de cuidar las formas, que también.… Read more →

Son sueños

Sueña el rey que es rey, y vive con este engaño mandando, disponiendo y gobernando; y este aplauso, que recibe prestado, en el viento escribe, y en cenizas le convierte la muerte, ¡desdicha fuerte! ¿Que hay quien intente reinar, viendo que ha de despertar en el sueño de la muerte? Sueña el rico en su riqueza, que más cuidados le… Read more →

Fotos

la fotoNos pasamos el día sacándonos fotos, sacando fotos a lo que nos rodea: unos pies, unas piedras, un semáforo, una acera con un charco, lo que comemos, lo que bebemos, a nuestros hijos, sobrinos, selfies, fotos dentro de otras fotos… bah… de todo…
Pienso en las fotos de mi infancia, primero en blanco y negro, luego en color. Un álbum familiar (para las fotos de cuatro, con sus vacaciones, sus excursiones…). Claro que entonces el temita de la fotografía era una afición cara… primero las cámaras… el flash iba aparte, una cosa que se incrustaba en la cámara (luego se integró… era como magia…), había que comprar carretes (de 12, 24 o 48 fotos) y, dependía de qué tipo de fotos fueras a hacer, había que comprarlos de uno u otro tipo, que no era lo mismo hacer fotos en interior que en exterior y esas cosas…
Luego venía el revelado. La constatación de que, como fotógrafo, no ibas a llegar muy lejos… Un buen número de fotos al guano (movidas, mal enfocadas, mal encuadradas…). Por el revelado te cobraban doble: por el hecho de revelar en sí, y por foto…

Ahora la cosa es distinta. Bien distinta. Ahora tienes cámara hasta en el espejo del cuarto de baño, si te equivocas en algún punto, ahí está photoshop o cualquier otra aplicación para retocar, recortar… corregir… no hay problema…

Pero, ¿es por esto por lo que nos sacamos tantas fotos? ¿Porque es gratis? ¿O es algo más profundo?
Ayer pregunté en Facebook y, con respuestas variadas, tenemos dos mayorías: una apunta al ego y la otra, como digo, a la gratuidad…

Yo creo que es porque queremos conservar los momentos que vivimos y que no se nos escapen. Nos fiamos poco de nuestra memoria, cada vez menos. Las fotos son testigos silenciosos de nuestra vida. Las fotos nos evocan las cosas que nos pasan y no queremos olvidar. Vemos una foto y, automáticamente, evocamos ese instante capturado: hasta podemos olerlo, sentirlo… Con una foto, ese juego de sensaciones es más sencillo, ¿no?