Tienen mucha manía…

Tienen mucha manía los pediatras de despachar niños como si fueran barras de pan.

Una, que va teniendo algo de experiencia en estas lides, no se halla ante noticias como ésta. Algunos recordaréis que recientemente conté una historia real, tan real como la vida misma y que a diario pasa en las consultas MASIFICADAS de los pediatras.

Pero lo grave del caso es que la cosa no mejora nada en las consultas particulares.

Por motivos evidentes, he trasteado mucho hasta dar con el pediatra ideal. Pasé por un par de privados (que me trataron a mí y al niño como basura!! … hasta el punto de no recordar qué enfermedad tenía el niño … maja/o, te lees la historia antes de llamar al siguiente paciente) y también por un par de públicos. Hasta que no me puse seria de verdad, no ví un cambio de actitud.

Yo le dije, en una charla con ella, a la que fui tras estar el niño ingresado pocos días después del «incidente» con el bisolvón que de los x niños a los que ella veía, seguramente tendría tres o diez con algún problema añadido: unos serían celíacos, otros tendrían síndrome de down y otros serían cardiópatas. Y que si a un niño «normal» le tenía que dar 100, a un niño con un problema de salud añadido, le tenía que dar un 110%. Fue una charla amable. Y desde entonces, se tomaba su tiempo. Si tenía que estar auscultándole diez minutos, estaba los diez minutos. Se lo agradecí eternamente, tanto, que casi lloré cuando me despedí de ella al venirnos a Vitoria.

Al que me tocó aquí, le dí un tiempo prudencial de adaptación. De momento me gusta. Con Tomás se toma su tiempo y con Lara también. También es verdad que aquí, cada pediatra tiene su enfermer@ y se dedica a lo que se tiene que dedicar… no como en otros sitios…

Si un padre lleva a un hijo al médico es porque el niño no está bien. Si le vuelve a llevar, que le miren. NADIE conoce a un hijo como le conoce su madre (o padre) y ésto, además de yo misma, que tengo dos hijos para poder decirlo y sé, sólo con mirarles si están buenos, malos, regulares, cansados, contentos o de mala uva… también lo dicen los pediatras …

Como mínimo, es exigible que les miren y que les vuelvan a mirar. Ni un ápice de vergüenza por insistir. Al fin y al cabo, a veces, hay muchísimo en juego…

  3 comments for “Tienen mucha manía…

  1. Leg
    19 octubre 2007 at 8:00

    Yo hasta ahora tengo suerte con el pediatra de mi niño, la verdad, así que no he visto ese trato que decís.

    Respecto a la terrible muerte de esa niña, yo creo que habría que esperar al dictamen de la investigación para saber si realmente hubo algún tipo de negligencia, que a veces parece que pensamos que los médicos deben de ser algo más que humanos, y realmente puede suceder que a una persona le pase algo tan grave pero que esté enmascarado con síntomas normales y no sea posible que los médicos lo detecten a tiempo.

  2. Maripuchi
    18 octubre 2007 at 22:28

    Uy, Animal … yo tengo mil anécdotas.
    Voy al pediatra. Le digo, mira, es que Tomás, cuando ve la tele, frunce el ceño y los ojos …
    Na, tranquila …

    No, joder, tranquila no, que yo tengo un ojo vago, y mi padre, y mi abuelo…

    Mírale.

    Pero yo hace tiempo que no me corto un pelo. Si el niño, que es un bebé, se pone farruco y no se le puede mirar, vale; pero si, como es costumbre, se deja, explorale hasta el último pelo de su cabeza.

  3. animalpolítico
    18 octubre 2007 at 21:55

    Tienes mucha razón. Se comportan con frecuencia como si fueran cajeras en el súper despachando mercancías… Y toleramos demasiado.

    Hace unos meses llevamos a mi hijo al otorrino porque andaba siempre afónico y sospechábamos que podía tener algún nódulo en las cuerdas.

    Empieza la experiencia en la sala de espera, cuando veo una orla de 1957…

    Sí, tendría casi ochenta años y una mala hostia franquista de mucho cuidado. Estaba sordo y ni nos oía ni nos escuchaba nada de lo que intentábamos explicar. Se dedicó a pronunciar un mítin contra los niños, la mala educación, los maestros, los padres, la sociedad, los tiempos… Y dijo «hoy mismo lo explica El Mundo, léalo si se quiere enterar…». Esto fue lo último. Estuve a un tris de salir de allí dando un portazo. Al final mi hijo de diez años lloró cuando le exploraba la garganta con extraños artilugios sin explicar y sólo riñendo.

    ¿Por qué no le llamé impresentable vejestorio franquista de mierda y me fui de allí en el acto? ¿porque soy una persona con educación? ¿no será que soy idiota?

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