Morir con dignidad.

Estábamos dormitando despues de comer. Era el mes de agosto de 2000 y estábamos de vacaciones toda la familia. Mi madre estaba en su sillón favorito viendo la tele entre cabezada y cabezada, con Pep, nuestro bóxer, apoyado en sus pies.De repente mi madre se levantó para ir al baño y al ratito escuchamos unos gemidos. Fuimos mi hermana y yo corriendo a ver qué le pasaba y la encontramos bastante descompuesta, como si hubiera sufrido un corte de digestión, pero tenía muy mal aspecto.La llevamos a la cama, mientras le preparábamos una manzanilla… comía muy bien y podía haberle sentado mal la fabada… pero pasaba el tiempo y el malestar y el dolor que empezaba a sentir en el vientre no remitía.Decidimos llamar al médico de urgencia, que no tardó demasiado en venir. Despues de la revisión exhaustiva, algo debió ver que no le gustó y decidió decirnos que mejor la lleváramos al hospital más próximo. Ella misma llamó a una ambulancia y para allá nos fuimos mi hermana y yo.En el servicio de urgencias del hospital la atendieron inmediatamente despues de ver el informe del médico de guardia que la había revisado en casa. Tardaron un montón, pero estábamos convencidas de que simplemente era una indigestión. Cuando salió el Jefe de Servicio nos llamó a su despacho y ante nuestra incredulidad nos dijo, poco a poco, la gravedad del estado de mi madre: había sufrido un infarto intestinal de la arteria mesentérica… pronóstico… muerte irreversible en cuestión de horas, lo que tardara en resistir su anatomía…

Le rogamos al médico que por Dios, hiciera algo para que nuestra madre no sufriera, porque este cuadro clínico causa atroces dolores, toda la parte inferior del cuerpo se queda sin riego sanguíneo y el dolor es insoportable… el médico, nunca olvidaré su carita, nos dijo que no nos preocupáramos, que no iba a sufrir…

Estuvo dormidita casi 24 horas, hasta que su organismo ya no pudo continuar. Su cara era plácida en el momento de su muerte y jamás olvidaremos lo que ese servicio médico de urgencias hizo por ayudar a nuestra madre a morir bien, con dignidad, despues de toda una vida trabajando de madre, esposa y abuela.

Hicieron lo único que podían hacer, compadecerse de una enferma terminal y de sus familiares.

Entenderéis que no diga el nombre del médico, tampoco el del Hospital maravilloso al que llevamos a nuestra madre… ésto es lo que ha conseguido un inhumano e inmoral individuo que dedica su asquerosa vida a la política en la Comunidad de Madrid, Manuel Lamela, amparado por su jefa, la inmoral e inhumana Esperanza Aguirre y por todo el aparato del PP y sus indecentes medios afines. A ésto se quiere llegar, para convertirnos a todos en polvo sufriente mientras ellos seguirán dándose golpes de pecho y comulgando los domingos y fiestas de guardar, porque siempre encontrarán un cura que les absuelva de esa culpa que no tiene perdón.

Escrito por Blanca para Las Batallas del Abuelo Cebolleta.

La persona de la que habla era mi abuela.

La Comunidad de Madrid ya ha dicho que no va a pedir disculpas ni a reincorporar al trabajo a los despedidos.

Y yo me uno a ese clamor que pide que se restituya la dignidad en la Sanidad pública madrileña. Que se le devuelva la dignidad al doctor Montes y a su equipo.

YO QUIERO QUE ME ATIENDA EL DOCTOR MONTES.

NOTA: No os olvideis de firmar el MANIFIESTO EN DEFENSA DE LA SANIDAD PÚBLICA.

  9 comments for “Morir con dignidad.

  1. 31 enero 2008 at 21:57

    Emocionante, Maripuchi. Un abrazo a ambas.

  2. 30 enero 2008 at 17:41

    Maripuchi, actualiza enlaces esta noche, que se lanza el asunto.

    Besos

  3. 30 enero 2008 at 6:22

    Roberto, todo lo escrito es cierto. Lo único que ahorré fue el relato de las horas sentada al lado de su cama, en el box de urgencias, viendo como se apagaba lentamente y recordando su vida junto a la mía. Ni siquiera antes de quedarse dormida tuvo un mínimo gesto de dolor en su cara.

    Y tampoco dije la cantidad de veces que médicos y enfermeras pasaron a reconfortarnos, que fueron muchas…

    Ni dije que el perro colocó su cabeza en el asiento donde ella se sentaba en el momento que marchamos y que no se quitó de esa posición hasta que volvimos… demostrando un animal más humanidad que muchas personas que hoy nos gobiernan o pretenden gobernarnos.

    ¿La conclusión? Esa gente se tiene que ir, toda la cúpula, gobernantes y parte de los votantes del PP debería retirarse a reflexionar sobre muchas cosas, las más importantes de ellas, sobre la vida y la muerte, el respeto, la dignidad de las personas… ¿cómo es posible que lo hayan olvidado?

  4. sonia cortes
    30 enero 2008 at 3:23

    Pues si, los inquisidores, no solo no pedirán perdón, dimitirá…si no que atestiguan que ahora estan mejor que nunca las urgencias del Ochoa.
    Son unos sinverguenzas sin etica, ni dignidad…
    Como frenar tanta mentira ?
    Ellos se quedan impunes ?
    arrojan mierda sobre el Ocho, Las Clínicas abortistas, mienten sin pudor…
    Los demas, escuchamos, escribimos, reflexionamos…

    No es justo (!)
    Tengo la sensacion de retroceder a mis épocas adolescentes,cuando reivindicamos la libertad a decir sobre nuestro cuerpo…

    No deberiamos de sacar esto a la calle con mas contundencia ? denunciar la mentira y el afán de Aguirre por la privatizacion de la Sanidad ?
    No doy credito, soy madre y abuela, acaso entramos de nuevo en las tieneblas ?

  5. 29 enero 2008 at 21:58

    Yo también tuve un caso similar y no dudé ni un momento. La muerte es un hecho inevitable, pero al menos hay que tener derecho a que sea de una manera digna y sobre todo sin dolor.
    El daño que estos sinverguenzas han hecho a los buenos profesionales de la sanidad, a la sanidad pública y a los usuarios tiene que ser pagada de alguna manera, en las urnas y si es posible en los tribunales tambien.
    Para esta gentuza la responzabilidad política solo es exigible para el contrario, no para ellos.
    Salud, República y Socialismo

  6. 29 enero 2008 at 21:19

    La verdad, me encanta encontrarme con gente capaz de decir abiertamente «Yo haría lo mismo». Estudié Geratria (el nombre correcto del curso era Auxiliar de Servicios Sociales, pero lo único para lo que verdaderamente nos preparaban era para trabajar en residencias geriátricas)y nos comentaron en muchas ocasiones la posibilidad de impedir que un paciente sufriera más. Todos los pacientes merecen una muerte tranquila. La muerte tranquila supone evitar dolor sufrimiento, y dejar este mundo acompañado de las personas a quien se quiere.

    ¿Cómo puede haber gente que se oponga a ello?

  7. 29 enero 2008 at 16:11

    Mi madre y mi suegra murieron hace apenas un año, con menos de un mes de diferencia. En ambos caso, de sintomatología bien diferente, los médicos -de la sanidad pública- evitaron, con nuestro consentimiento previo, mantenerlas con vida de forma artificial.

    En su estado, es lo único bueno que se podía hacer por ellas.

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